La inteligencia artificial lleva fascinando a investigadores y desarrolladores desde hace décadas. Actualmente ya se han logrado desarrollar algoritmos que permiten a nuestros teléfonos aconsejarnos en tiempo real sobre la exposición idónea para una fotografía, o incluso la implementación de asistentes de conducción. No obstante, uno de los grandes obstáculos para el desarrollo de estos cálculos por parte una IA era el de la capacidad de imaginar.